sábado, 29 de agosto de 2009

Gracias a Las Pastillas del Abuelo...

Las Pastillas del Abuelo...

A las 12.04 de la medianoche exactamente, el escenario del club Floresta y las 1500 personas que estuvimos ahí, fuimos testigos de cómo Las Pastillas del Abuelo, se alistaron y comenzaron a repartir las emociones y las historias, que cada uno de sus temas cuentan.
Arrancaron con “Los Oportunistas”, tema dedicado a cuanto “garca” anda suelto por la vida, y que previene a todo aquel que no lo sepa, del cuidado que hay que tener de este tipo de personajes sombríos.
Sepan entender, que con la adrenalina de ver a una de las bandas que mejor tipo de música hace, cantar los temas, involucrarse en una orgía –por llamarla de alguna manera- llamada “pogo” que los seguidores siempre ensayan en cada tema, me es imposible recordar el orden y todas las canciones que se interpretaron.
Pero durante dos horas y media. Si, leíste bien...dos horas y media, la banda porteña interpretó canciones como Historias, Donde Esconder Tantas Manos, Candombe de Resaca –más de uno se sintió muy tocado con la letra-, Me Juego el Corazón, José, Peldaño, Cubano (o Puta como lo conozcan mejor); Skallipso (uno de los momentos más emotivos de la noche); Como Pudo entrar en Mi; Tantas Escaleras, entre tantos otros temas.
Pero sin lugar a dudas, el cierre, fue el más emotivo de todos.
Vuelta de Tuerca, con la dedicación especial en el final a los chicos de “La 20”, que esta vez no pudieron estar, tuvo la magia de paralizar por un momento e instantáneamente devolver el movimiento al club Floresta.
No había ningún alma dentro de este reducto bendito, que no haya gritado “que se hayan inventado las Pastillas del Abuelo...” como reza este tema.
En el medio pasaron muchas cosas. Juan “Pity” Fernández, voz y líder de este grupo, agradeció a los presentes por conocer las canciones. En realidad las gracias son para él y su banda, por tener tantas letras poderosas, y aunque él mismo explicó difícil de aprenderlas, él que las sabe entiende de su significado y su valor como pieza artística musical.
Infinitas cosas se pueden escribir sobre aquello vivido en el club Floresta –bendito lugar que nos contuvo a todos los “pastilleros”-. Pero la realidad es que siempre habrá algo que no se podrá contar.
Porque ¿Cómo se puede describir un sentimiento? ¿Cómo describir la emoción? ¿Cómo transmitir la adrenalina que se vive en momentos únicos e irrepetibles?
Simplemente no se puede. Intentar contar algo como esto, es imposible. Solo el que las vive, puede saber de que demonios, estoy hablando ahora...
Y vivir esos momentos, te hacen dar cuenta que viajar desde Jujuy a Tucumán, valió la pena. Tanto para mi, como para mi compañera en esta parte de mi vida (que ojalá se instale por mucho tiempo aquí), como el grupo de amigos que llegamos hasta ese lugar, valió la pena.
Y como valió la pena...

Simplemente gracias a Las Pastillas del Abuelo, por tanta magia y por tantas historias que se desglosan en cada uno de sus temas...

martes, 7 de julio de 2009

Los que hacen patria...

Realmente estar en un lugar tan lejano, tan duro, tan desolado, eriza la piel a más de uno y hace pensar en las ¿bondades? que tenemos los que estamos inmersos en esta jungla de cemento.
Porque detrás de los valles, detrás de la Quebrada afamada a nivel mundial y muchas veces contaminada por costumbres tan distantes a las que fueron en su momento formas de vida típicas de ese lugar; existe un lugar más en esta bendita provincia y donde la patria toma otro color y otro significado.
La Puna jujeña, también está presente y en ella no solamente las Salinas o los pasos fronterizos a países extranjeros. En este lugar se cultiva, se crían diferentes tipos de animales, se vive, se sobrevive, se educa, se aprende y se mantienen vivas tradiciones, mezcladas entre lo precolombino y la fe católica.
Y dentro de este contexto, una de las tareas más loables, es la que desempeñan los docentes. Porque implica no solamente viajar grandes distancias –los pueblos están tan lejanos uno de otro, que en cada viaje se hace un alivio poder ver algún caserío, que así como se avista, pronto desaparece a las espaldas-; sino también tener que lidiar con infinidad de contratiempos.
El viajar de por si, implica muchos. Dejar la familia, es el más difícil, para aquellos que la tienen, pero para los que son “solos” está el abandonar la comodidad de sus casa y los ruidos de la ciudad, por una paga a veces injusta y que no reconoce el esfuerzo que significa esta profesión, en pos de tener un cargo que les garantice algún futuro.
Para los directivos por ejemplo, está el trajín de un trabajo que cada día les exige más de lo que a veces los maltratados presupuestos de la educación pueden dar. Entonces es cuando aparece el ingenio humano y se puede salir adelante.
Para los docentes, está tener que trabajar en varios aspectos –como en todos lados- con sus alumnos. A veces las obligaciones del lugar, la falta de materiales y otras cuestiones, hacen de la deserción escolar un gran porcentaje. Entonces aquí hay que hacer dotes de la parte psicológica, porque aunque suene complicado de entender, el alcoholismo, el tabaquismo y otras enfermedades, también están presentes por estos lugares.

Un pueblo con todo y con poco...

Mi visión parte de una visita que me tocó realizar recientemente a Cusi Cusi. Allí en el departamento de Santa Catalina, y donde se llega tras 8 horas de viaje, si se sale desde San Salvador de Jujuy, está sumergido en medio de una belleza inigualable, pero sin ser explotada, el pueblo de Cusi Cusi.
No es un lugar signado por ser un pueblo minero, o ganadero o agricultor. Su mayor virtud, es la cercanía limítrofe con Bolivia y Chile.
Sin embargo aquí “Hacen patria” docentes primarios y secundarios, en dos establecimientos. Por un lado la Unidad de Gestión Educativa Nº 127, con un grupo de 120 alumnos en los diferentes grados. Por otro el Polimodal Nº 1 con un grupo de 52 alumnos en total. A simple vista, la diferencia de chicos es abismal, aunque no tiene una explicación lógica. Pero se pueden hacer varias hipótesis.
Cusi Cusi, no tiene como dije un potencial como zona turística. Es más, la Secretaría de Turismo solamente llegó portando un cartel que dice “Cusi Cusi”, entallado en madera, ubicado en la entrada del pueblo.
Aunque de la mano con esto, hay que decir que la política en este pueblo no es algo desconocido. Al menos para algunos, que hacen de actos sencillos como fiestas patronales o el mismo cumpleaños de la Comisión Municipal, meros actos proselitistas. Y se justifica porque el 28 de junio próximo, se deberán elegir dos miembros titulares y dos suplentes para la Comisión Municipal del lugar, sabiendo lo que un cargo público implica. Es más, este acto se realizó gracias al esfuerzo de una parte del plantel docente del Colegio Polimodal Nº 1, que trabajó durante días para que tanto el actual Comisionado Anastasio Prieto, como el Secretario del Interior de la Provincia Hugo Echavarría, hablaran sobre las bondades de este festejo y de lo que se puede hacer.
De todas maneras, hay que hacer la salvedad que si hay algo de verdad en el discurso de Anastasio Prieto. El puesto de salud funciona. La educación sigue adelante, aún a pesar de las dificultades. Hay energía, que provee el Dios Inti antiguamente llamado por los Incas. La comunicación es posible, a través del único teléfono que hay en el lugar.
Pero todo esto se potencia, no por nombramientos o por aportes gubernamentales. Se potencia porque los que allí trabajan lo hacen posible. Se potencia porque los que “Hacen patria” en sitios como estos, lo hacen posible, dando quizás más de lo que se les exigen. Pero lo hacen y por eso tienen la grandeza en su momento de decir que trabajaron, aportaron e hicieron algo por un lugar muchas veces olvidado y que en muchos mapas ni siquiera figura.
No quiero decir que son mejores que otros docentes, ni mucho menos con esto. Porque en si todo aquel que ejerce esta noble profesión, ya hace patria...
Pero en lugares como estos. En el Cusi Cusi de Santa Catalina, el ejercicio se potencia mucho más....